Resulta fundamental que nosotros como padres de familia, seamos congruentes con lo que decimos y hacemos con nuestro hijos. Debido a que en ocasiones no somos firmes para corregirlos y cedemos ante sus súplicas y por ello perdemos credibilidad. Si cimentamos bases firmes, centradas en valores como el respeto, el orden y la disciplina, formaremos mejores seres humanos y les facilitaremos enormemente el trabajo a los docentes, quienes por lo general, sufren las consecuencias de una endeble educación en el hogar.
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